
Es significativo que la entrada en la FIUV de los cuatro nuevos grupos coincida con la conmemoración del septuagésimo quinto aniversario del XXXII Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires (foto abajo), que tuvo lugar en octubre de 1934, presidido por el entonces cardenal Eugenio Pacelli, secretario de Estado y legado del papa Pío XI. Este magno acontecimiento marcó un importantísimo hito en la vida de la Iglesia americana, que, por primera vez veía reunida a toda su jerarquía desde la celebración del Tercer Concilio Limense (1582-1583), que organizó la gran obra de evangelización del Nuevo Mundo. Por encima de las diferencias históricas, económicas, políticas y administrativas que pueda haber entre las distintas naciones hispanoamericanas lo cierto es que existe un factor común a todas ellas, que constituye un poderoso y fuerte vínculo de unidad y de fraternal entendimiento: la religión católica, vehiculada a través de la lengua española, en la que aprendieron a rezar las Indias.

Como en España, en Hispanoamérica no ha sido fácil defender la causa de UNA VOCE, que es la causa de la Santa Misa de siempre, la que, gracias a Dios, el papa Benedicto XVI ha querido sacar de un injusto ostracismo. Desde la entrada en vigencia de su motu proprio Summorum Pontificum algunos pasos tímidos han sido dados hacia su aplicación en las tierras americanas de habla española (como en México, Chile y Perú), pero todavía hay mucho camino por recorrer, venciendo reticencias incluso de parte de los Obispos, que deberían ser los primeros en hacerse eco de la clara voluntad del Santo Padre para establecer la Pax Liturgica en el seno de la Iglesia. En esto, la labor de UNA VOCE puede ser no sólo importante sino decisiva. Ése es el reto que se les presenta a las nuevas asociaciones en colaboración con sus hermanas mayores, reto para el que ROMA AETERNA les ofrece su más decidido y sincero apoyo, que es también, por supuesto, el de UNA VOCE HISPANIA.

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